26 noviembre 2006

Windows Viewer.


Desde aquí puedo ver varias ratoneras, de esas que uno ve y sabe que son del ochentipico, con brochazos de pintura en la pared para tapar la humedad, cajas de aires oxidadas, escaleras de metal atravesadas por otros varas de metal circulares, insegurísimas.
Los balcones son otra cosa. Las narices de los ataúdes, el pedacito de cielo embarandado, el susto de algunos acrofóbicos, el sector fumadores..

Pero aún más arriba si que hay dinamismo: Cuatro pares de medias oscuras, un repasador amarillo, 4 pantalones de distintos tamaños, dos pijamas, y tantos trapos más que no defino bailando juntos y abrochados en una coreografía dirigida por el viento. Pero cuando éste se aleja un poco, el tiempo parece detenerse, y el escenario se vuelve un cuadro, y la estaticidad se apropia nuevamente del cajón de gente.

Cuán espantoso y frígido es todo. Un suelo magnífico cubierto por gigantes de material que parecen ser el anhelo más fuerte de cada gente. La aspiración mas dificil la de poseer eso como su salvación. Su garantía a otras generaciones.

Y si me asomara por un ojo, sacara mi cabeza y pusiera mi punto observacional enfrentado a mí a unos metros de distancia, sería otra foto mamífero queriendo respirar.

El hombre es un animal enajenado, que eternamente hará cargo de su condición de patético y miserable, al 'don' de la razón.

Señora, aprender a hacer manualidades la alejará de convertirse en un animal. Adelante.

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