26 noviembre 2006

De a 60 por minuto

Es caer en un nuevo error el creer que de ésta no se sale. El límite de uno pareciera ser su voluntad, sumado a otros agentes externos, como el dinero, la salud, el dinero y la salud, y por cierto la voluntad de los otros.
Cuando algo duele parece ser tan eterno.. digo Tan, porque al hablar de eternidad que en sí ya es algo bastante abstracto y ridículo, agregarle un TAN lo hace aún más ridículo y abstracto.
Cuando algo duele parece ser el marco que te envolverá el resto de tus días, junto con ese sopor, esa idea fija y esa sensación tan dominante. Pero mientras uno respira y se compadece de sí mismo y de su condición patética hay muy cerca, y en todos lados, un aparato que marca que el tiempo pasa de la mano de los acontecimientos. Es aquel velocímetro el que augura que pronto se irá disipando aquel mal, y vendrá otro mar tan manso o furioso como se han ido otros tantos.
Entonces la voluntad mencionada depende de la fuerza y la paciencia que se tenga para esperar que aquellas manecillas indiquen el momento exacto en que uno se olvida de lo que fue tan importante.
Dedíquese a muchas cosas triviales señora, y augúrese un tiempo sin recuerdos importantes que le quitarán el sueño.

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