
Una boa engulliéndose a si misma, arrastrándose en el polvo, retorcida, enceguecida y áspera.
Mañana tendré una sonrisa de izquierda a derecha, con dientes recien lavados y un olor a sol invernal y en un rato volveré a esconderme en ese puño, tras esas garras que no me dejan ni en mis sueños, para nunca terminar.
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