24 febrero 2007

Un cielo, dos nubes.


Las circunstancias me enfrían y me voy de nuevo al mar ese.
Me imagino sólo un cielo y dos nubes yendo y viniendo sin parar, como dos locos imantados que no saben lo que quieren y se chocan espásticos.
Llevo todo lo que ocupe lugar, más lo que no quiero llevar, más todas esas otras cosas que vienen sin preguntar, que están siempre ahí en cada rincón, como monitores con imágenes que se repiten, y uno ya no sabe a que mar irse, porque solo vé un cielo y dos nubes yendo y viniendo sin parar, como dos locos desesperados que saben que se quieren y se chocan impotentes.

1 comentario:

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Eso de quererse y chocarse no es tan ilógico.
Aunque esa colisión puede ser torpeza o, simplemente, incongruencia.
No sólo los locos chocan, los cuerdos lo hacen sin medirlo. Incluso.

He pasado por tu blog después de mucho tiempo y sin más ánimo de ser anónimo.

Abrazo Rockero