23 abril 2007

Durmiendo

Estaba de día pensando en que ya podría oscurecer y facilitarme el trabajo. La luz lo único que pudo hacer fue alumbrar el vació y el ruido de la máquina que lleva uno adentro se puso estridente.
Entonces insisto en que es preferible pensar en el descanso en el otro mundo cuando se cierran los ojos; y es el resplandor de la esencia de uno el que protagonizará la circunstancial pelicula del soñar.
Supongo que tiene mucho de maravilloso perder el dominio de uno mismo y no sentir ninguna culpa, estar en el cuerpo de alguien que vuela o tener una sonrisa eterna tras una vuelta en el tiempo.
También es preciso creer que el sueño es otra realidad y no menos importante. El caso de que uno se olvide o desprenda de aquel tesoro rápidamente no significa que no sea relevante, sino que el alma de uno es pura y necesita conservarse en sí en ese estado de naturaleza, ya que la exposición a lo tangible haría de eso tan hermoso, un absurdo.. y nadie quiere herirse ni burlarse de sí mismo.
Entonces aquellas historias se guardan por sí solas en un ataúd de carne y la oscuridad alumbra esta vez el alma, y se oye el silencio del sueño, porque uno oye y recopila y reinventa. Como un caleidoscopio se mueven las memorias y cambian de sentido otra vez y otra vez y uno vuelve al vientre y está comodo así acurrucado viendo la parte suave de la vida.

1 comentario:

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Menos mal que no se puede manipular todo, muchos volverían a acurrucarse y no nacerían.
Todo por un arrebato de mala onda.

Abrazo de Blog.