- Bueno y cruzábamos la calle sin prestarle demasiado atención al tránsito, todo iba de maravillas..
- Entonces, ¿qué es lo que pasó?
- Nada, que lo tomé de la mano y salió volando.
- ¿Eh?, ¿cómo?.
- Eso, que lo tomé de la mano y se echó a volar. Pero no sé, fue extraño, porque volaba bajito, como con miedo a caerse.
- ¿Pero qué me estás diciendo?. A ver, ¿podrías ser más precisa?, ¿cómo que salió volando? ¿me estás tomando el pelo?
- ¿Vos me estás tomando el pelo a mí ?. Yo te estoy contando algo importante.. intento descifrar por qué vuela bajito, y vos me salís con niñerías, como si no me conocieras, yo cargándote con semejante cosa... ¡por favor!, mejor me voy a conversar con mi gata que ella seguro me entiende más que vos.
- Te volviste completamente loca, me estás asustando.. A ver si nos entendemos, ¿él salió volando?, ¿despegó su cuerpo del suelo?, ¿se elevó en el aire?, decime, ¡decime como fue!
- Parecés idiota, ¿qué entendés por volar?, ¿sumergirse en el agua?, ¿acariciar un anciano?, ¿rascarse las orejas?. No!..volar, volar como un pájaro! Sí pues claro que se elevó.. Por Favor! siempre tengo que explicarte todo muchas veces. Nunca comprendés nada, es angustioso hablar con vos.
- Necesitás ver a un psiquiatra urgente.
- No, él necesita ver un psiquiatra urgente, nunca vi a nadie volando tan bajito. Debe tener mucho miedo, ¿cómo diablos podré ayudarlo?. Ay! me siento tan inútil...
- Esta conversación no tiene sentido, estás loca.
- No, vos lo estás hermana, al igual que él. Y que todos ellos.
- No entiendo, solías ser diferente, ahora te la pasás divagando, ya no puedo hablar con vos en serio. No sé que pasó con vos realmente..desde esa noche.... desde esa noche estás así.
- ¿Cuál noche? ¿De qué estás hablando?.
- Vos sabés, esa noche que desapareciste, estábamos en casa de la tía y vos fuiste al muelle a tomar aire. Estábas pálida, ¿no recordás?. Nosotras te mirábamos preocupadas desde la ventana, pasaste horas mirando el cielo, no sé que diablos estabas viendo, pero, es más, nos pareció que hablabas, mirabas para arriba y hablabas. Luego no sé que hicimos, y cuando regresamos no estabas. Pensamos que habrías ido a caminar pero no volviste hasta el otro día. Estabas radiante, hablabas mucho y comenzaste a divagar como ahora. Desde esa noche estás así y no comprendo que pasó. No quisiste contarnos. Está bien, pensamos que sólo necesitabas estar sola, lo comprendimos, pero... esto ya es demasiado. ¿Podrías decirme qué pasó esa noche?.
- No lo entenderías tampoco hermana. No sé por qué, si en la escuela te iba bien, siempre distinguida, inteligente, lees mucho, hablás con palabras complicadas, siempre tenés respuestas para todo. Pero.... cuando yo te hablo nunca me entendés, tengo que pasarme horas explicándote todo, ¿te volviste tonta de golpe?.
- Bueno, evidentemente esta conversación no va a llegar a ningún puerto, ¿podés decirme de una vez qué te pasó esa noche?.
- Está bien. Las estrellas brillaban demasiado esa noche, me llamaron de alguna manera.. me llamaron. Y yo fuí a hacerles companía y ellas me contaron unas cosas, y me invitaron a la luna.
Pasé la noche allí, es hermoso. Deberías ir vos también, te aseguro que te haría bien, estás muy nerviosa últimamente, todo el día ahí con esos papeles y letritas chiquitas, por favor, ¡qué martirio!, aún no logro entender cómo hacés para soportarlo, supongo que es por lo que te pagan, claro, ¿ no es así hermana?, si no te pagaran bien de seguro no estarías allí, ¿no?.
- Por Cristo esto es insano, necesitás hacerte ver urgente.. esto no es normal, volar, estrellas, luna, ¡por favor!, parecen frases sacadas de un estúpido cuento fantástico.
- Si vos nunca leíste uno, decís que no tienen sentido, ¿qué sabés vos de fantasía?, ¿Alguna vez te permitiste soñar o imaginarte algo ridículo?.
- Sí claro que sí, cuando era pequeña me imaginaba que hablaba con las plantas, unas que había en lo de la abuela.
- Ahí tenés, ¿ y te considerabas loca?.
- Era una nena de cinco años, los niños tienen muchísima imaginación.
- ¿Y qué pasó con esa imaginación?
- No sé, sólo desapareció a medida que fui creciendo y ya no necesité de ella.
- Qué triste es tu vida hermana, mataste una parte tuya por verguenza, como todos, y pretendes que yo mate a la mía. Es "insano", "estás loca", qué pena me das.
- No entiendo.
- Claro que no entendés, te falta una parte de tu alma para poder comprenderme. Tantos libros, estudios y distinciones para nada. Si ni siquiera podés imaginarte cómo sería volar. No podés. Y eso no figura en un diccionario, no, las sensaciones no figuran allí.
- Estás loca, es triste.
- Está bien, voy a fingir que nada pasó. Está bien hermana, es todo mentira. Esa noche estaba muy aburrida, sólo me fui a caminar y cuando volví me recosté en el jardín me quedé dormida entre los pinos .
- ¿Ves?, ¿para qué me mentiste entonces?, ¿No era más simple decirme la verdad?.
- Si claro hermana, era más simple. Qué fácil es hablar con vos ahora, y hacerte creer esto. Es muy fácil imaginarme durmiendo entre los pinos, antes que imaginarme viajando a la luna, ¿no?.
- No se trata de simpleza, es más lógico, ya está, ya lo confesaste, no sigas diciendo estupideces ahora. Te perdono. Ahora vamos, vamos a tomar un café.
- Bueno vamos, pero sólo quiero hacerte saber que en la casa de la tía no hay pinos. Y pudiste imaginártelos.
- Si hay pinos.
- Y yo fui a la luna.